Poema para tocar la flauta con
música de César Vallejo.
Después de la bomba de Hiroshima
y de las pruebas atómicas que envenenan
el aire de la tierra:
¿vamos a creer en los peces de colores?
Si los negros no pueden ir a los colegios
de los blancos y los niños mueren de hambre en Biafra:
¿vamos a creer en los peces de colores?
Si las naciones poderosas siguen usando
la ley del más fuerte contra los pueblos débiles:
¿vamos a creer en los peces de colores?
Si presupuestan miles de billones para tocarle
el pubis a la luna y solo una pequeña cantidad
para la lucha contra la incultura, el hambre y el cáncer:
¿vamos a creer en los peces de colores?
Si los hombres que producen y hacen a los pueblos
ganan jornales de hambre y una privilegiada
minoría disfruta de grandes sueldos
sacados del sudor de los demás:
¿vamos a creer en los peces de colores?
Si se grita ¡Paz Paz Pazzzz! y se gastan billones
en máquinas de guerra:
¿vamos a creer en los peces de colores?
Si el hambre mata a millones de personas
y los mercados de las grandes naciones
arrojan al mar los alimentos:
¿vamos a creer en los peces de colores?
Si un hombre para ganar una guerra
puede arrasar impunemente a una nación:
¿vamos a creer en los peces de colores?
Si la verdad se trata a garrotazos y solo la mentira
puede vivir tranquila en esta tierra:
¿vamos a creer en los peces de colores?
Si las mujeres siguen pariendo la esperanza del hijo
y a sus hijos los convierten en muñecos
para el tiro al blanco:
¿vamos a creer en los peces de colores?
Si la ley vende el oro a la justicia y la injusticia
pone la cuerda del te callas al cuello
de los que gritan por la pureza de la ley:
¿vamos a creer en los peces de colores?
Si esta bola del mundo sigue rodando
en manos de unos pocos que quieren aplastarla
como si fuera un balón de escarabajo:
¿vamos a creer en los peces de colores?
Después de todo esto
yo no puedo creer en los peces de colores.
[III,175]