Poema en forma de crimen

Hombre de los caminos
con tu olor de café sobre la espalda;
con tu mochila de sudor y miedo
por los campos azules de la noche;
con tu mochila de ganar el pan
a tus hijos pequeños que esperaban
el alba de su padre.

El espejo del pobre es el trabajo,
el azogue del callo, día a día,
arando el surco caro del aceite
para la humilde sopa.
Si el espejo quiebra sus pupilas
el azogue mojado llorará la tristeza
desnuda del cristal, por donde el alma,
dentadura insomne del estómago,
contemplará el carámbano del hambre.

Los niños no saben,
juegan a ser de luz y abren sus bocas
como tibios y azules gorriones.
Caminabas con el espejo roto
buscando el pan de Dios por los caminos
y una voz ordenó…

Tiraste con tristeza la pesada mochila
donde en forma de corazón de mesa
cantaba el tierno pan de tus chiquillos.
A pesar del vacío y tu carrera
de cuerpo en soledad te fusilaron.

[II,469]