A Jesús muerto

Sobre tu frente azul la noche ha golpeado
con su tibia campana de luna estremecida;
la pulpa del lucero ha descendido
hasta el cáliz partido de tu boca sedienta,
lloviéndole el rocío de la vida
que sangran las sonámbulas estrellas.

La noche tiene un sueño suspendido
en el nido cerrado de tus cuencas
y el clarín de las flores te deshoja
el rumor de la vida en primavera.

El alba ha muerto en Ti, la sombra escribe
sobre el muro del campo liras negras
y el bisonte del trueno se desboca
contra el azul delgado de la noche serena.

Viniste a la tierra con tu lumbre,
nos trajiste el alba por bandera
y en los mapas cerrados de este mundo
como una golondrina dejaste tu silueta.

¿Por qué esa cruz clavada en la montaña
abrazando tu cuerpo de camelia?

Tú estás clavado ahí como una mariposa,
el mundo está podrido y la vida está enferma.
Pero Tú volverás, lumbre blanca
trayéndonos el alba por bandera.

[II,484]