Descripción de una adolescente

Ya vienen las palomas
y no puedo cogerte de la mano.
No puedo cogerte entre mis brazos
como cuando eras niña
y no sabías que la mujer es cirio
para alumbrar las noches del amor.

Puedo decirte
que el milagro es un beso.
El milagro se parte en amapolas
en la tibia nieve de tus muslos
y las violetas húmedas
que te manchan los ojos.
Palpitaciones de alcanfor
pican tu vestido
como un libro de selva.

No puedo cogerte de la mano
porque el aire golpea
un yunque eléctrico
y los jazmines mueren
cuando la sangre nombra
la acacia de tu sueño.

Has venido hacia mí
como si fueras
la niña de aquel tiempo,
mi sangre de gato
ha querido saltar a los tejados,
calibrar el gemido
de las noches de enero,
herirte con sus uñas
y salpicar de calcio
tu azucena enlutada.

Vibra tu cuerpo
como un álamo joven.
Delirio de palmera
te crece en la cintura.

Tus pasos modulan
candelabros de vino,
noches tropicales,
músicas de canela
y claveles abiertos
para quemar el aire
que te besa.

Te describo en un llano
de seda donde tigres de llama
van lamiendo los hilos
donde el pálido sol
se ilumina de pronto
apretando la fiebre de los átomos
contra el eclipse oscuro
que te encierra.

[I,87]