Despiertos, compañeros

Hay que abrir las miradas, compañeros,
humedecer la lengua con brisas de palomas
y tirar las palabras contra orejas de yeso.

La noria de los días
tiene líquenes negros
y páginas con libros de babosas
para enterrar los sueños.

Tenemos una estrella
en el fondo del pecho
y una pupila alerta
del siempre estar despiertos.

Despiertos para el lirio y la retama,
despiertos para el músculo del sueño,
para romper la fibra del sonido
y gritar libertad sobre los pueblos.

El grito de los hombres
tiene un agua de viento
donde suena el latido
de los que van naciendo.

No queremos que las madres
sigan pariendo muertos.

[II,396]