La luz que va creciendo

Toco la luz que va creciendo,
que fue en el mar de nuestro amor
una gota de espuma silenciosa.

Su vientre tiene forma de campana
y vibra como pájaro apresado
cuando mi mano quiere interrogar la vida.

Ese hueco que hemos llenado con nuestra soledad,
esa brillante moneda
depositada en la ranura del amor,
ese milagro
golpeando la curva de la carne…

Sufro su ala que sigue palpitando,
su lento moverse hacia la aurora,
su querer abrir puertas de sangre
para entrar en la habitación del mundo.

Toco dulcemente la luz que va creciendo,
beso el arco del vientre con mi mano encendida
y llamo su latido de canario
a la jaula dorada de la tierra.

[II,413]