De materia de sueño está hecho el hombre.
Dos delirios tendidos buscan en la ceniza
el pétalo de un niño,
las líneas del semen perforan los ovarios
y siembran geometrías en las tristes entrañas.
La pizarra de la tierra llena de líneas de humo.
Volúmenes de sombras,
trajes de aire,
sonidos o palabras que buscan el perfil
de una lluvia de otoño.
De materia de sueño está hecho el hombre
y su cuerpo de humo se disuelve en la tierra.
[I, 193]