Tu mano pequeña
aprieta mi mano,
como un pájaro de colores,
como el rocío
cuando la vara de la luna lo golpea,
como el pétalo de una flor.
Tu mano interroga mi mano
y sube hasta mi rostro
buscando una cabaña de hueso
para jugar al milagro;
pequeño juguete de arco iris
para que traiga entre sus plumas
la nana de tu sueño.
Te sigue el insomnio golpeando,
siguen tus lágrimas pequeñas
cayendo de tus ojos.
Mido el silencio de la noche
y dejo que mi rostro adquiera
la grandeza de un astro cuando nace.
Llega el sueño con botas de niebla,
cubre tu cuerpo con piel de azucena
y retiro de mi mano inútilmente grande
tu mano suave y pequeña.
[II,434]